dimecres, 19 d’abril del 2017

VENEZUELA: El discurso del odio



En Venezuela se está librando una batalla decisiva. Hay quienes desde hace par de años han señalado que han venido ocurriendo una serie de actos hostiles propios de una guerra no convencional caracterizada por las estrategias para herir psicológicamente a la población.

Uno de los elementos de esta estrategia, quizás de los que menos hemos detectado, es la constante creación de vocablos o sustitución de los mismos para escapar de la penalización, tanto nacional como internacional, de los actos que se realizan.




En esta creación/deconstrucción de significados el contrabando pasó a llamarse bachaqueo, al terrorismo se le dijo guarimba, al desacato se le denominó disolución y a la potestad constitucional se le tachó de golpe de estado.

Con este desplazamiento del vocabulario se blanquean las acciones, descargándolas de la carga negativa de su original apelativo y finalmente, se presentan fuera de Venezuela como acciones extrañas, desesperadas de un pueblo oprimido  y no como una operación sistemática de debilitamiento de la institucionalidad. De las cuales si entienden, por lo menos desde la modernidad, todos los países.

Ahora que la mar está tan revuelta el juego de palabras sigue produciéndose y algunos esfuerzos se dirigen por llevar de nuevo los actos a su denominación para que puedan, en la sociedad y en el derecho, acarrear las consecuencias que de ellos se derivan.

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