Varios escritores latinoamericanos fueron exiliados a causa de sus gobiernos extremos o por su propia decisión. Sin duda esto ha sido una muestra más de lo que el arte, y en este caso la literatura, puede hacer dentro de una sociedad. Por supuesto que los sistemas de poder deberían sentirse amenzados, los libros llevan ideas que para el buen lector significarán una semilla que quién sabe en qué puede terminar. Algo bueno será, ¿no?
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