dissabte, 15 de desembre del 2018

La Casa de Papel en versión latinoamericana


En la última década, Estados Unidos, Unión Europea, Inglaterra y Japón han impreso el equivalente a diez billones de dólares. Sus respectivos bancos centrales pusieron la maquinita de imprimir billetes a toda velocidad. La Reserva Federal de Estados Unidos duplicó su balance entre 2008 y 2014 y luego siguió imprimiendo aunque a un ritmo algo inferior. El Banco Central Europeo duplicó el suyo entre 2015 y 2017. El Banco de Japón comenzó a incrementar el ritmo de impresión a partir de 2013 y a día de hoy su balance tiene casi el mismo tamaño que el de su economía. En el caso del Banco de Inglaterra, su balance se multiplicó por 15 en términos de Producto Interno Bruto.

Y con tanto dinero por el mundo, con este exceso de liquidez global, cabe hacerse esta doble pregunta desde una perspectiva latinoamericana: 1) ¿ha servido esto para mejorar la economía? 2) ¿quiénes fueron los afortunados que se quedaron con buena parte de esa cantidad ingente de billetes impresos? En este caso, en la realidad, a diferencia de lo que ocurre en la famosa serie La Casa de Papel, los ganadores no son los ciudadanos de la calle. Tampoco hay tiros ni rehenes. Pero sí hay otro método, no basado en un robo como tal, pero sí en una estafa milimétricamente planificada.




La secuencia es la siguiente. Primero, lo dicho: se imprimen billetes a raudales que, de inmediato, son prestado en su mayoría a la gran banca a una tasa de interés ridícula, en muchas ocasiones cercana al 0%, o incluso con tasa de interés real negativa. La excusa fue que había que “salvar” a la banca, considerada “demasiada grande para caer”. Así que se les regaló dinero. Literalmente a coste cero.

Segundo, la banca demasiado grande para caer, ya salvada, y con el fondo lleno, tenía el gran objetivo de prestar ese dinero sobrante a economías periféricas, como las latinoamericanas, deseosas de nutrirse de nuevo capital. Este préstamo en segunda instancia ya no sería a tasa cero o a un interés muy bajo, sino que se hacía a una tasa de interés más elevada, garantizándose así un negocio redondo.

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