dijous, 14 de febrer del 2019

América Latina endeudada: ¿Qué implica una reestructuración de deuda?


La deuda externa puede volverse una carga insostenible. Tal como señalamos en el informe “La sombra negra: riesgos financieros para América Latina”[1], algo de esto podría empezar a suceder en América Latina. En efecto, el Fondo Monetario Internacional ha alertado sobre  el sobreendeudamiento de los países emergentes.

Este fenómeno no es novedoso ni en la región ni en el mundo. Entre 1980 y 2014 se han registrado 182 casos de reestructuraciones de deuda, de los cuales 61 han sido protagonizados por países de América Latina (Guzmán, 2016)[2]. Dada la coyuntura, vuelve a ser necesario hablar de reestructuración de deuda. De hecho, esta palabra ya resuena en Argentina, uno de los países que más se ha endeudado en los últimos tres años.





Una reestructuración de deuda implica un acuerdo entre el país deudor y los acreedores para aliviar el pago de la deuda a la vez que se aseguran los pagos bajo nuevas condiciones. Este tipo de negociaciones pueden incluir quitas en el capital adeudado, modificaciones de plazos, cambios en la tasa de interés, entre otras.

No obstante, cabe aclarar que las reestructuraciones no siempre han sido positivas para los países deudores y muchas veces condujeron a nuevas crisis, por ejemplo cuando viejos bonos son canjeados por nuevos bonos a tasas de interés mucho más elevadas. La posibilidad de reestructuración exitosa que aumente la sostenibilidad y posibilite la recuperación económica se incrementa cuanto mayor sea el alivio generado (Guzmán, 2016)


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