dilluns, 18 de febrer del 2019

El periodismo, la mentira y las redes sociales


El mundo de las redes sociales imprimió un concepto que ha sido bastante utilizado, principalmente por los académicos, pero que también encuentra espacio entre los desubicados que gustan parecer inteligentes. Es el tal del concepto de la post-verdad. En realidad, un engaño, tanto como lo que parece significar.

La post-verdad sería el uso de informaciones, en más de una vez falsas, que buscan tocar a la persona en lo emocional o en sus creencias personales. Es decir, a partir de la recolección de los datos sobre los más de dos mil millones de personas en el mundo que usan las redes sociales, como por ejemplo el Facebook, es posible saber lo que la persona piensa, lo que le gusta, lo que odia, sus miedos y, desde ahí, enviar informaciones que sean adecuadas a sus sentimientos y sensaciones. Estos datos son mercancías a la venta y ya existen empresas especializadas en usarlas para los más variados fines. La distribución es hecha por los "bots sociales", los softwares automatizados (robots), que, haciéndose pasar por personas reales, difunden de manera viral los mensajes especialmente hechos para el cliente.

Es decir, para usar las palabras correctas, eso significa manipulación, engaño, mentira. Y ha sido así que políticos y empresas buscan consolidarse en el corazón y en la mente de las personas. Es la manera moderna de diseminar lo falso, el fraude. Esto siempre fue hecho, ya sea de boca a boca, o por medio del periódico, la radio, la televisión. La diferencia en la época actual es la magnitud de la tramoya




La cuestión que se plantea es: ¿es posible huir de eso? La respuesta es sí. No es fácil, pues la materialidad de la vida exige que la persona esté conectada todo el tiempo. Pero el camino puede ser el ejercicio sistemático del pensamiento crítico. Descartes, el filósofo francés, ya enseñaba allá en el 1600: todo es duda. Hay que preguntar. Hay que dudar. Hay que investigar si la información es correcta. Hay que chequear una y otra vez. Todos hemos caído en la trampa de la noticia falsa, la cual reproducimos a partir de nuestros círculos de confianza. Pero, nuestros círculos de confianza también mienten, entonces, no se puede vacilar.

La manada sigue al líder, sin pensar. El sujeto crítico se demora, observa, refleja, piensa.

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