“Si un día la Amazonía fuese totalmente deforestada, serían lanzadas a la atmósfera cerca de 50 mil millones de toneladas de dióxido de carbono al año”
“La ecologización de los indígenas es fruto del imaginario urbano”
“Los especialistas afirman que la selva amazónica se encuentra en un estado clímax, lo que unos organismos liberan lo aprovechan los otros”
“Con el agronegocio y el anti-ecologismo del gobierno Bolsonaro, hoy continúa la devastación de la Amazonía”
Primer mito
El indígena como salvaje y genuinamente natural, y por eso en sintonía perfecta con la naturaleza. Se regularía por criterios no-culturales sino naturales. Estaría en una especie de siesta biológica ante la naturaleza, en una perfecta adaptación pasiva a los ritmos y a la lógica de la naturaleza. Esta ecologización de los indígenas es fruto del imaginario urbano, fatigado por el exceso de tecnificación y de artificialización de la vida.
Segundo mito
La Amazonía es el pulmón del mundo. Los especialistas afirman que la selva amazónica se encuentra en un estado clímax. Es decir, se encuentra en un estado óptimo de vida, en un equilibrio dinámico en el cual todo es aprovechado y por eso todo se equilibra.
Tercer mito
La Amazonía como el granero del mundo. Así pensaban los primeros exploradores como von Humboldt y Bonpland y los planificadores brasileños en tiempos de los militares en el poder (1964-1983). No lo es. La investigación ha demostrado que “la selva vive de sí misma” y en gran parte “para sí misma” (cf. Baum, V., Das Ökosystem der tropischen Regeswälder, Giessen 1986, 39).
Es lujuriante pero con un suelo pobre en humus. Parece una paradoja. Lo dejó bien claro el gran especialista en Amazonas Harald Sioli: “la selva crece realmente sobre el suelo y no del suelo”

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