diumenge, 15 de setembre del 2019

El 11 de septiembre es la tercera ruta de Allende


El 4 de septiembre de 1970, en Chile por 39 175 preferencias, el cartel de izquierda de la Unidad Popular se afirmó en las elecciones presidenciales, obteniendo una mayoría relativa.

El socialista Salvador Allende se convierte en el nuevo presidente de la república. Un proyecto ambicioso en mente y entre manos: llevar la revolución al país sin dejar las huellas de la legalidad constitucional.

Es un terremoto político que afecta a América Latina. Se acabó el conteo de los votos: Salvador Allende, médico, socialista, candidato de la Unidad Popular, en su cuarto intento, ganó la mayoría en relación con las elecciones presidenciales chilenas. En ese extraño país, con más de 4 000 kilómetros de largo pero apenas rodeando los 200 de ancho.




La atención se justifica aún más si nos fijamos en las ambiciones de Salvador Allende Gossens. Con 61 años, marxista y miembro de la masonería, hijo de un abogado, está en su cuarto intento en el que se presentó en tantas elecciones, desde el 52 tercamente comprometido a buscar una tercera vía para la implementación del socialismo, una forma democrática pacífica y constitucional, pero no menos radical en sus objetivos. Una forma que prevé: un cambio en el equilibrio económico existente, una redistribución progresiva de la riqueza, de las clases más ricas a las más pobres, la socialización y el intercambio de los medios de producción, la asignación de la tierra a quienes la trabajan y a quienes la cuidan, no para quienes lo mantienen abandonado como simple propiedad. Finalmente, promete solemnemente realizar estas transformaciones con respecto a la constitución y la legalidad, sin imposiciones violentas y autoritarias, jurándolo ante la Constitución chilena. Una tercera vía representada por un socialismo libertario.

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