divendres, 5 de juny del 2020

Los residuos nucleares no tienen solución, ni la tendrán


Un problema esencial de la energía nuclear, el de los residuos, implica la gestión de cientos de miles de toneladas producidas anualmente y que seguirán siendo radioactivas durante cientos de miles de años. Esta realidad nos obliga a considerar las dificultades insalvables de librarnos de esta imposición a las generaciones futuras, algo escondido por los principales medios de comunicación y portavoces de la industria nuclear.

De todos es sabido que el principal problema de esa forma tan complicada de hervir agua para producir electricidad (famosa frase de Einstein) son los residuos de alta actividad. Es decir, el combustible gastado de las CN, principalmente. Se trata de núcleos radiactivos que desaparecieron de la Tierra antes de que apareciese la vida y que nunca debieron volver a existir en las enormes cantidades que existen, por culpa de los reactores nucleares. Lo que intentan los artículos mencionados no es más que una nueva suerte de negacionismo, enfocado al mantenimiento de la industria nuclear.




No es casual que esa industria deje un legado mortal para la eternidad, ya que nació con el objetivo de abaratar el coste de fabricación de la bomba atómica. Para fabricar armamento nuclear en grandes cantidades es necesario todo un proceso industrial, desde la minería hasta el enriquecimiento, que hubiera sido absolutamente inviable desde el punto de vista económico por sí solo. Para eso se concibieron las CN, para utilizar el producto final del proceso en la producción de electricidad y, con los beneficios de esta, financiar los gastos. Era la forma de hacer rentable la fabricación a escala de bombas de uranio-235, como la de Hiroshima. Además se obtenía un beneficio añadido: la obtención de plutonio-239 suficiente para la fabricación de bombas de Pu-239, como la de Nagasaki. Este es precisamente el residuo que se extrae del reactor cuando el combustible se ha gastado.

De todos es sabido que el principal problema de esa forma tan complicada de hervir agua para producir electricidad (famosa frase de Einstein) son los residuos de alta actividad.

 Por eso la única solución viable que se plantean los gobiernos que han permitido la existencia de reactores nucleares en su territorio es enterrar los residuos de alta actividad.

Barrer bajo la alfombra sigue siendo la única solución realista.

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