dimarts, 2 de juny del 2020

Ya habrá alguien que cuide de las criaturas


"Claustro de profesores ’on line’ y solo las mujeres tienen pequeños llorando en brazos. Siempre me pregunto dónde estarán los padres de esas criaturas". Lo comentaba una amiga el otro día en un grupo de Whatsapp. A lo que otra respondía que en sus reuniones de trabajo diarias le sucedía lo mismo. La crisis sanitaria por covid-19 ha visibilizado la ingente tarea de cuidados que recae en el seno del hogar y ha constatado, y consolidado, el profundo sesgo de género de quienes realizan estas tareas, las mujeres.

Las medidas iniciales para dar respuesta a la pandemia del coronavirus ignoraron las necesidades de las criaturas y sus familias, confinando a los menores las 24 horas del día en casa e instando a sus progenitores a cuidarlos pero al mismo tiempo a teletrabajar; dos meses después, dichas políticas siguen la misma dirección. Si bien ahora los menores pueden salir una hora al día, algo que les supone un pequeño alivio, aunque no pueden ver a sus amigos, las 23 horas del día restantes continúan en casa y alguien debe hacerse cargo de ellos.




"Ya habrá alguien" son las tres palabras que mejor definen la política del gobierno respecto a la infancia y el cuidado en tiempos de coronavirus: ya habrá alguien que cuide de las criaturas, ya habrá alguien que juegue con ellas, ya habrá alguien que les prepare la comida, que las acompañe al baño, que esté pendiente de las clases ’on line’, que les aclare las dudas a la hora de hacer los deberes. Y ese alguien en la mayoría de casos, una vez más, serán las madres. 

Si en nuestro día a día antes del covid-19, conciliar trabajo remunerado y crianza ya era misión casi imposible, con empleos precarios, horarios inviables y salarios cada vez más bajos; ahora, teniendo que teletrabajar o bien ir al puesto de trabajo -sin posibilidad de dejar a los pequeños con los abuelos o con otra persona a cargo-, la conciliación se constata como una utopía.

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