En los últimos años, la construcción de mega represas o centrales hidroeléctricas se ha convertido en una fuente permanente de conflicto social. Hace cerca de dos meses, las desafortunadas declaraciones del Secretario General de la OEA José Miguel Insulza, cuestionando las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) al gobierno del Brasil, respecto a suspender la construcción de la represa Belo Monte hasta que se realice la consulta con los pueblos afectados, causaron indignación general. Y más recientemente, el gobierno del Perú canceló el proyecto de la Central Hidroeléctrica de Inambari.
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