dimecres, 23 de desembre del 2015

Nuestra América: la urgencia de la unidad

Pasado el Siglo de las luces, corriendo acelerados por el Siglo XX cambalache de José Santos Discepolo, y llegado el Siglo XXI de la posmodernidad, la condición de Nuestra América que describiera Eduardo Galeano en “Las venas Abiertas de América Latina”, no ha cambiado mucho: “América Latina se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta…Pero la región sigue trabajando de sirvienta y continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas.”


Según el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS), América Latina es la segunda región más desigual del planeta, y la CEPAL nos informa que la pobreza ronda el 30% de la población. Para Oxfam, más de 27 millones de personas en todo el mundo trabajan en esas 200 Zonas Económicas Especiales, conocidas en América Latina y el Caribe como maquilas, que no son más que guetos de mala vida: jornadas de hasta un día entero de duración, trabajo en condiciones insalubres y sueldos míseros. Y las mujeres constituyen más del 50%, y en algunos casos el 90% del empleo en estas enormes fábricas donde se confeccionan prendas de vestir y otros productos textiles para grandes empresas multinacionales.

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