La pobre “recuperación” de la economía que hemos visto en 2015 es en realidad un espejismo. Está basada en un truco de magia: la “aparición” de dinero que se han sacado de la chistera los Bancos Centrales. También las entidades financieras privadas de todo el mundo han convertido las enormes deudas que mantienen las posibilidades de gasto de familias, empresas e instituciones, en dinero multiplicado hasta el paroxismo mediante la prestidigitación especulativa. Este es pues un dinero ficticio en una economía de magia.
Pero es una magia envenenada, pues aboca en breve a estallidos financieros sin precedentes.
De hecho, el mercado de bonos (de deudas), aquel donde empresas, países e individuos toman préstamos de dinero, es mucho más grande que el mercado de valores (las Bolsas de valores). En Estados Unidos, por ejemplo, el mercado de bonos es dos veces más grande que la Bolsa de valores de Wall Street.
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