diumenge, 27 de març del 2016

Europa, ¿siembra lo que cosecha?



Las guerras de agresión, los bombardeos, las muertes y la destrucción han sido una constante para países como Libia, Siria, Afganistán, Yemen, Irak, como también para el pueblo palestino, entre otros, que han sufrido intervención y la ocupación de sus ciudades, el sometimiento a Fuerzas Militares comandadas principalmente por Washington, sus aliados Europeos y de Oriente Medio como es el caso de Turquía, Israel y la Casa al Saud, que han derrocado gobiernos, que han armado a milicias que devienen posteriormente en bandas terroristas a las cuales tendrán que combatir en un remake surrealista de “cría cuervos y te comerán los ojos”.

Hoy, esas muertes, esos ataques también han encontrado otros destinos en la sede de aquellos países que suelen ser los actores principales en los conflictos internacionales actuales. Por ello, no es casual que Ankara, París, Bruselas, Estambul sean parte del largo listado de víctimas del terrorismo, como lo ha sido Beirut, Saná, Bagdad, Uagudugu, Garissa, Susa, Hasna, Túnez, Gaza. 

Hoy, las bombas, las ejecuciones, los atentados se trasladan con su carga de muerte y destrucción a las estaciones del metro, estaciones de trenes, centros de ocio, estadios europeos trayendo a colación esa máxima de quien siembra vientos cosecha tempestades. Sin embargo, las consecuencias de esas tempestades suelen ser pagadas por la población, por el mundo civil, por hombres y mujeres inocentes, que son asesinados en virtud de ideologías, creencias, revanchas u decisiones que involucran a sus gobiernos.

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