El día 24 de marzo es una fecha de reflexión y memoria, sobre el dolor y la resistencia del pueblo argentino frente a la dictadura militar que asoló al país y a todo el continente latinoamericano.
En otro 24 de marzo, del año 1980, un hecho doloroso sacudió a la iglesia y al pueblo salvadoreño: el asesinato de Monseñor Oscar Romero, Arzobispo de San Salvador, mientras celebraba la Eucaristía.
Un profeta de Nuestra América, hoy beato, cuya voz clara denunció la violencia y los atropellos contra el pueblo, que la dictadura quiso silenciar pero no pudo.
Sus homilías penetraron en la mente y el corazón de los salvadoreños, que encontraron en la voz de su pastor la palabra liberadora y sanadora del Evangelio.
Un profeta de Nuestra América, hoy beato, cuya voz clara denunció la violencia y los atropellos contra el pueblo, que la dictadura quiso silenciar pero no pudo.
Sus homilías penetraron en la mente y el corazón de los salvadoreños, que encontraron en la voz de su pastor la palabra liberadora y sanadora del Evangelio.
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