divendres, 29 d’abril del 2016

Caminamos a hombros de nuestros maestros

La promesa de la eterna juventud se derrumba, señala Carlos Miguelez Monroy, cuando uno recibe cartas que anuncian la jubilación de un querido profesor que da paso para que nuevos maestros continúen con esa labor fundamental en la sociedad.


Recibí una carta de Siobhan McEvoy, una profesora de universidad en Estados Unidos a la que tuve en una clase de proceso de paz en Irlanda del Norte. No hablaba con ella desde que arrastré mis maletas desde Estados Unidos hasta España, con una escala en México para despedirme de “mi gente”.


Me invitaba en la carta a asistir al acto de jubilación de Craig Auchter: “Sé que no estás en Estados Unidos, pero a Craig le haría ilusión tenerte aquí o al menos escuchar algunas palabras que puedes dedicarle para que las lea durante el acto”.

Tras sacudirme una avalancha de recuerdos, pensé en lo que ha significado en mi vida ese hombre canoso, sonriente y de cara inteligente al que tuve como profesor de Ciencias Políticas durante dos semestres. Como director del departamento, daba clases sobre política en América Latina.

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