El conflicto armado interno guatemalteco (1960-1996) fue sin duda el más sangriento de América Latina en el siglo XX. La lucha entre guerrillas de izquierda y gobiernos militares dejó cifras espeluznantes en un país de 10 millones de personas: 200.000 víctimas civiles, en su mayoría indígenas mayas, y 45.000 personas detenidasdesaparecidas por las fuerzas estatales. En 1999, el informe de la Comisión de Esclarecimiento Histórico concluyó que se llevaron “actos de genocidio” por parte del Estado contra cuatro grupos étnicos de origen maya.
Comunitarios maya kakchiquel de San Juan Comalapa entierran a 10 víctimas del conflicto armado.
La guerra oficialmente terminó en 1996, pero gran parte de los procesos de resarcimiento dentro de los Acuerdos de Paz avanzan a un paso sumamente lento. En particular, miles de familiares de las víctimas nunca encontradas siguen en espera de poder enterrar a estas apropiadamente y finalmente poder cicatrizar las heridas que llevan décadas abiertas por la incertidumbre de la desaparición forzada.
Particularmente durante los años 80, en su afán de eliminar a las crecientes y poderosas guerrillas, los gobiernos militares implementaron tácticas denominadas de “tierra arrasada”, en las cual comunidades civiles en territorios controlados por las guerrillas fueron tachadas de subversivas y consideradas el enemigo. Más de 600 masacres fueron registradas durante el conflicto armado interno.

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