divendres, 21 d’octubre del 2016

¡Viva la escuela moderna!


El 13 de octubre de 1909 era fusilado en los fosos del castillo de Montjuïc el pedagogo libertario Francisco Ferrer Guardia. Había sido acusado, juzgado y condenado por ser instigador de los sucesos ocurridos en Barcelona entre el 26 de julio y el 2 de agosto de ese mismo año, en lo que se conoció como la Semana Trágica de Barcelona. No era la primera vez que Ferrer se enfrentaba a un tribunal acusado de algo que no había cometido. La diferencia con las anteriores ocasiones fue que, en octubre de 1909, el objetivo se cumplió: fusilar a Ferrer.




¿Pero quién era ese Ferrer Guardia que tanto odiaban algunos sectores de la sociedad española? ¿Qué había hecho Ferrer para que su destino fuese los fosos del temido castillo de Montjuïc?

Un pedagogo al servicio del pueblo

Francisco Ferrer Guardia había nacido en el pueblo de Alella el 14 de enero de 1859. Miembro de una familia de campesinos acomodados y católicos, no tuvo toda la formación que hubiese querido. Además, imbuido de ideas de uno de sus maestros, poco a poco fue adquiriendo una conciencia republicana y anticlerical.

Se traslado siendo adolescente a Barcelona, donde comenzó a trabajar. Allí, Ferrer fue acercándose al pensamiento republicano de Manuel Ruiz Zorrilla, partidario de una estrategia insurreccional que tumbase el trono a Alfonso XII y sus sucesores. Fueron las razones por las que Ferrer Guardia apoyó, en 1884, el levantamiento republicano de Santa Coloma del Farnés, así como la intentona del general Villacampa.

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