En todo el mundo, demasiadas mujeres y niñas dedican un número excesivo de horas a las responsabilidades del hogar; habitualmente, destinan a estas tareas más del doble de tiempo que los hombres y los niños. Ellas cuidan a sus hermanas y hermanos más jóvenes, a sus familiares ancianos, a las enfermas y los enfermos de la familia, y realizan las labores del hogar.
En muchos casos, esta división desigual del trabajo tiene lugar a expensas del aprendizaje de las mujeres y las niñas, y de sus posibilidades de obtener un trabajo remunerado, hacer deporte o desempeñarse como líderes cívicas o comunitarias. Esto determina los patrones de desventajas y ventajas relativas, la posición de las mujeres y los hombres en la economía, sus aptitudes y lugares de trabajo.
Trabajadoras de la construcción, en una obra de Río de Janeiro, en Brasil. |
Este es el mundo inmutable del trabajo sin recompensa, una escena familiar de futuros desolados en todo el mundo; las niñas y sus madres sostienen a la familia con trabajo sin paga y su trayectoria de vida es muy distinta de la de los hombres del hogar.
Queremos construir un mundo del trabajo distinto para las mujeres. A medida que crecen, las niñas deben tener la posibilidad de acceder a una amplia variedad de carreras, y se las debe alentar a realizar elecciones que las lleven más allá de las opciones tradicionales, en las áreas de servicio y atención, y les permitan conseguir empleos en la industria, el arte, la función pública, la agricultura moderna y la ciencia.
Este es un artículo de opinión de Phumzile Mlambo-Ngcuka, directora ejecutiva de ONU Mujeres. Forma parte de una cobertura especial de IPS con motivo del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo |
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