dilluns, 10 d’abril del 2017

La desgracia de ser afortunado


Petróleo (recurso estratégico por excelencia), diamantes, oro, plata, platino, cobalto, hierro, uranio, zinc, estaño, plomo, bauxita, cobre, madera, manganeso… recursos naturales todos ellos, pueden llevarnos a la idea preconcebida de que su propiedad traerá un elevado grado de desarrollo y nivel de vida para aquella sociedad que los posea, al menos siempre que se lleve a cabo una gestión correcta de ellos (véase el caso noruego con el petróleo, nacionalizado parcialmente -Statoil- y cuyos ingresos se destinan principalmente a mantener su Estado del Bienestar). 
Sin embargo, existen numerosos ejemplos de países con gran abundancia de recursos, cuya propiedad no les ha traído más que problemas como guerras e incluso golpes de Estado en los casos más extremos, hasta deforestación o elevados niveles de contaminación medioambiental en otras ocasiones.




Sirva como ejemplo la región del África subsahariana, donde pese a que se estima que allí se concentran alrededor del 20% de las reservas mundiales de uranio, 90% de cobalto, 40% de platino, 65% de manganeso y un 50% de oro y diamantes, los niveles de desarrollo humano siguen siendo de los más bajos del mundo. De hecho, de los 54 países que conforman el continente africano, 23 se encuentran entre los 26 países con menor Índice de Desarrollo Humano, aunque haya alguno como la República Democrática del Congo que posee en torno al 80% de las reservas mundiales del coltán, el mineral con el que se producen tabletas, móviles, ordenadores… y que se extrae en unas condiciones deplorables, de manera ilegal, recurriendo en numerosas ocasiones incluso a la explotación infantil, dada su mayor facilidad para acceder a las minas, ya que las entradas suelen ser muy reducidas. Un ejemplo de la dependencia mundial de este preciado mineral, es que Sony tuvo que retrasar el lanzamiento de la PlayStation 2 hasta la primavera del año 2000 por carecer de cantidades suficientes de coltán para su producción masiva.

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