Enorme represión se vive en la Latinoamérica de gobiernos neoliberales, un sistema de mando cimentado en la post dictadura en la región. Amenazas, tortura, desapariciones forzadas y asesinatos que quedan en la impunidad. El único fin es silenciar las voces de quienes se atreven a hacer pública su opinión y con esto despertar las mentes dormidas de las masas. Ése es el temor de los estados fallidos y corruptos; el despertar de las masas y en esto el papel del periodismo con conciencia social es vital. Porque si las masas despiertan, cambia el sistema.
El periodismo presenta a las masas las pruebas irrefutables de un sistema podrido en la impunidad y de gobiernos orquestados por clicas criminales.
Enorme sentido de la responsabilidad ciudadana y profesional tienen los periodistas que denuncian en sus espacios de opinión, y nuestro deber como sociedad es respaldarlos, apoyarlos y denunciar todo intento de abuso y de silenciar sus voces, porque ellos representan la pequeña luz en medio del túnel de la impunidad. Son en mucho la guía, el descubrimiento y la evidencia sólida; el catalizador que nos invita a exigir derechos, a denunciar abusos y asaltos, a exigir justicia y a cambiar el modelo de sociedad patriarcal, clasista, racista y de privilegios para unos cuantos.
Ser periodista en la América Latina del neoliberalismo, es arriesgar la propia vida y la de los suyos. Se necesita estar completamente loco o llegar a un alto nivel de cordura.
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