dimecres, 2 d’agost del 2017

Subestimaron al chavismo


Marco Teruggi, desde Venezuela/El Furgón – Querían pelear y el chavismo peleó. El resultado fue inmenso: 8.089.820 votos a favor de la Asamblea Nacional Constituyente. No se lo esperaban los analistas de derecha que pensaban al movimiento de Hugo Chávez contra las cuerdas, casi rendido. Tampoco muchos dentro de las propias filas: años de resistencia, en particular económica, parecían haber desgastado con dureza la fuerza propia.

La jornada electoral fue difícil en varios lugares. La derecha había anunciado que sabotearía los comicios y así intentó hacerlo. Los puntos de ataques se concentraron en algunas zonas en particular: Táchira, Mérida, Lara, Zulia, Caracas. En esos lugares, desplegaron un abanico de acciones de violencia: ataque con granadas y armas de fuego a centros electorales, persecución a chavistas hasta en las casas, trancas con grupos armados, volantes intimidatorios, amenazas, barricadas, bombas sobre la policía, incendio de la vivienda de un prefecto, el asesinato de otro candidato. El saldo es grave: varios muertos que la derecha nunca reconocerá como resultado de su accionar.




El objetivo era sembrar un clima de terror, impedir que la gente votara. Las imágenes que llegaron fueron una respuesta contundente: la gente cruzó ríos, evitó trancas, amenazas, y fue a votar. Una de las imágenes más significativas, por su dimensión, tuvo lugar en Caracas, en el centro electoral del Poliedro, abierto para permitir que votaran quienes habían recibido amenazas en sus edificios y urbanizaciones. Fueron miles y miles que, durante el día, y hasta entrada la noche, votaron allí. Gente de zonas de clase media, alta -donde, en el caso de Caracas, se concentraron las intimidaciones-, de extracción popular, acomodada, en una muestra de la amplitud social del chavismo.

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