diumenge, 22 d’octubre del 2017

En 2025, la mitad de los niños serán autistas por el glifosato


El de la doctora Stephanie Seneff es uno de los nombres más polémicos de la ciencia estadounidense, especialmente después que denunciase que los alimentos genéticamente modificados (OGM) han disparado el número de enfermedades crónicas, así como las alergias alimentarias y otras dolencias como la diabetes, el alzhéimer, el párkinson, la esclerosis múltiple o el síndrome de colon irritable, entre muchos otros. Los últimos trabajos de esta científica del MIT ponen su foco en el autismo, una enfermedad cada vez más frecuente y de la que, sin embargo, aún disponemos de poca información.



Según la presentación que realizó el pasado mes de junio, el glifosato, componente principal del herbicida Roundup, es el principal causante de que estas enfermedades se hayan disparado de forma tan rápida, así como la intolerancia al gluten. El problema es que dicho herbicida es producido por Monsanto, el mayor fabricante mundial de semillas transgénicas y una de las multinacionales más poderosas del mundo, que ha defendido la seguridad de su producto en su propia página web. Muchos no han tardado en desacreditar la teoría de Seneff, como ocurre con la veterana periodista de nutrición Tamar Haspel en las páginas de The Huffington Post

Como cada vez que aparece una disputa semejante, es complicado saber quién tiene razón y quién no, y sobre todo, hasta qué punto. Ni siquiera un experto en química y nutrición podría asegurar la falsedad o verosimilitud de dichas investigaciones sin dedicarse, por su cuenta, a investigarlo, y ni aun así llegaría a una conclusión definitiva. Además, siempre quedará la sospecha de la influencia que grandes corporaciones ejercen no sólo sobre diversos científicos a nivel individual, sino también cómo esto condiciona a la comunidad científica en general. Mientras tanto, el número de autistas, probablemente, seguirá creciendo.

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