dimecres, 15 de novembre del 2017

FEMINISMO: La odiosa equidistancia


Esa misma equidistancia del “ni machismo, ni feminismo, igualdad” nos hace plegarnos a los intereses inmobiliarios “por no perjudicar a terceros”, nos hace ser tibios al cambiar los nombres franquistas de nuestras calles “para no romper el consenso con nuestros socios de gobierno” o nos hace recibir con honores a dirigentes de la derecha más dura y asistir a procesiones religiosas o actos indefendibles ideológicamente porque “representamos a la Institución” o “gobernamos para todos”.




Todas estamos acostumbradas a lidiar en las redes sociales con elementos del género masculino que saben mejor que nosotras qué es el feminismo, que intentan llevarnos “por el camino correcto”, porque no quieren que seamos feminazis. De hecho, creo que las feministas ocupamos uno de los primeros puestos del ranking de seres más denostados en las RRSS, sólo superadas por los separatistas catalanes y los venezolanos partidarios de Maduro, si bien estos últimos han caído en el olvido en las últimas semanas debido al fervor anticatalanista alimentado por el sistema desde mediados de septiembre.

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