dimarts, 20 de febrer del 2018

PALESTINA: Una bofetada contra el ejército más poderoso.


Una adolescente palestina juzgada por un tribunal militar israelí, o el mundo del revés

El 15 de diciembre pasado, durante una protesta, soldados israelíes balearon en la cabeza a un adolescente palestino de quince años, Mohammed Tamimi. La bala de acero, recubierta de goma, le produjo una herida de gravedad. Horas después los uniformados ingresaron en el patio de la casa de Ahed Tamimi, su prima de 16 años quien, cegada por el dolor y la indignación, los empujó y abofeteó. El episodio fue registrado por la madre de Ahed y se viralizó de inmediato.




Estas trifulcas contra niños palestinos exasperados son cotidianas en el pequeño poblado de seiscientos habitantes Nabi Saleh, ubicado en Cisjordania, apenas a veinte kilómetros al norte de Ramallah. Las protestas se deben a la contínua presencia de soldados apostados para proteger la expansión del asentamiento judío de Halamish que, desde su fundación en 1977, se apropió de las áreas cultivables, del agua y de la tierra de los palestinos de la región. El poblado ha sido declarado “zona militar cerrada” y, aunque sus habitantes pueden salir a trabajar, están prácticamente a disposición de las fuerzas militares. El artífice de esta medida es el ministro de Defensa Avigdor Lieberman, uno de los halcones del gabinete de Benjamín Netanyahu. Además de cerrar el pueblo, se han retirado los permisos de entrada en Israel y de trabajo a una veintena de parientes del clan Tamimi.

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