dilluns, 23 d’abril del 2018

Nadie tiene mala fe. A propósito del conflicto catalán


Algo de lo –mucho– que tienen en común los dos bandos enfrentados en el conflicto catalán es que invariablemente se piensa que la otra parte tiene mala fe. Los independentistas ven a las instituciones españolas como represoras, y los partidarios de la unión creen que los otros protagonizaron una gravísima insurrección carente de cualquier motivo. Otro dato que comparten es la profunda emotividad en sus posiciones políticas y lingüísticas, así como la conciencia de que el bando contrario no actúa o actuó de forma democrática. Por último, algunos españoles entienden que Cataluña es de ellos, y no de los catalanes, mientras que algunos catalanes estiman que Cataluña es solo de los partidarios de la independencia. Ideas como estas enturbian completamente los pronunciamientos políticos, y hasta a veces los judiciales.



Mi convicción es que ninguna de las dos partes acierta en el diagnóstico de lo que le ocurre a la contraria. Aunque parezca increíble, se conocen muy poco. Los independentistas no comprenden por qué a los que no lo son les importa tanto la integridad de su territorio, y los españolistas no entienden por qué los independentistas experimentan la necesidad de separarse de un país que sienten tan maravilloso como España. Es posible que el Estado español tenga fallos, como cualquier otro país, pero eso no es motivo para querer irse, sino para quedarse y contribuir a cambiar las cosas, piensan los unos. Mientras los otros entienden que ya han estado mucho tiempo intentando cambiar España y hacerse entender, pero que el hartazgo por la incomprensión ha llegado a tal límite que es imposible cualquier solución que no pase por la independencia. Estos últimos acusan a las instituciones españolas, y a buena parte del pueblo español, de catalanofobia, que sería una forma de racismo, mientras los españolistas ven a los catalanes como insolidarios y ventajistas que se han pasado su historia engañando, reclamando constantemente y victimizándose.

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