dilluns, 7 de maig del 2018

Desde ETA hasta el IRA, lograr la paz implica hablar con el enemigo


Hace tres semanas, celebramos en Belfast el 20º aniversario del acuerdo de Viernes Santo, que puso fin a la violencia política en Irlanda del Norte para siempre. Ahora, en el pequeño pueblo de Cambo-les-Bains, en la zona vasca de Francia, algunos de los que estuvimos involucrados en el proceso de paz en Irlanda del Norte hemos participado en una reunión internacional para marcar el fin definitivo de ETA.

Esta semana, ETA emitió un comunicado declarando el fin definitivo de la organización tras más de 40 años de violencia, durante los cuales se perdieron cientos de vidas y miles de personas resultaron heridas.





Es difícil ahora recordar lo sangrientas que fueron las campañas terroristas en Irlanda del Norte y en el País Vasco, con noticias de nuevas muertes y personas heridas todas las semanas y a veces cada día.

El comunicado de ETA es digno de celebrar. Marca el fin del último conflicto violento en Europa y el último grupo armado. Pero también debería ser una ocasión para sacar conclusiones. Hay muchos otros conflictos violentos en el mundo y no deberíamos confiarnos en que esa violencia no pueda regresar a Europa a menos que hagamos lo correcto por prevenirlo.


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