diumenge, 8 de juliol del 2018

ECONOMÍA Un mundo sin dinero en efectivo es posible, pero ¿quién saldría perdiendo?


Países como Suecia se acercan cada vez más a la desaparición del dinero en efectivo. Los expertos opinan sobre el impacto que tendría sobre la economía de los ciudadanos. 

Llega la hora de pagar. Sentada en la terraza de un bar, una pareja dibuja en el aire el clásico gesto de pedir la cuenta. “No llevo suelto. ¿Se puede pagar con tarjeta?”, pregunta ella al camarero. “Claro que sí: ahora mismo te traigo el datáfono”. Con sólo acercar la tarjeta al aparato, éste se cobra las consumiciones: dos cervezas y una ración de patatas bravas.





Un gesto como este se ha convertido en habitual. Tanto, que cada vez son más los que funcionan habitualmente sin dinero en efectivo en el bolsillo. La ley está de su parte, al menos a partir de determinadas cantidades: el pasado mes de mayo, el Gobierno aprobó el Anteproyecto de Ley de Servicios de Pago, con el que se traspone la Directiva europea 2015/2366, que obliga a los comercios, sean del tipo que sean, a aceptar el pago con tarjeta por encima de los 30 euros.

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