divendres, 3 d’abril del 2020

La vejez es un patrimonio de la humanidad


La vejez, como nunca antes, es un tema de discusión ligado al virus que afecta predominantemente a las personas de edad muy avanzada. Muchos discursos, también aquí a menudo alarmistas, se han hecho sobre la cuestión de a quién hay que salvar si uno se enfrenta al ultimátum: ¿salvar al joven que tiene la vida por delante o al viejo que ha llegado al final de la carrera? El tema tratado en estos términos adquiere los tonos del cinismo más perverso al que se acostumbra si se piensa en términos de números. Los muertos no son números, sino seres humanos de cualquier edad y, si es natural dejar vivir a los jóvenes, no es civilizado tener que elegir o forzar una elección. En este período histórico estamos tratando con una enfermedad que lleva a la muerte con gran sufrimiento, una neumonía bilateral incluso sin corona virus en el cuerpo significa morir asfixiado, con el coronavirus también significa dejar este mundo solo sin el confort de una cara familiar, significa estar infectado y mantenerse a distancia, significa una vez más repudiar la vejez. 





Desde hace algún tiempo, nuestra época nos ha empujado a parecer eternamente jóvenes, sin arrugas, sin cabellos blancos, sin ninguna flacidez aparente. La vejez debe ser eliminada como algo de lo que avergonzarse y así nos olvidamos de lo mucho que es un recurso, una herencia de experiencias gracias a las cuales hemos evolucionado. La vejez debe ser salvada por una civilización demasiado dedicada a la vida desechable como para devolverla siguiendo los tiempos naturales.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada