divendres, 22 de maig del 2020

Catalunya La pandemia, la política y el futuro


Ha bastado dos meses desde que la Covid-19 fue declarada pandemia por la OMS, para que cada día sea más evidente que estamos asistiendo a un cambio profundo, de alcance mundial, como no se conocía desde hacía muchas décadas o siglos. Parece claro que muchas cosas cambiarán después de esta pandemia. Para bien o para mal no lo sabemos, dependerá de muchos factores.

Se está produciendo una copiosa literatura en torno a este hecho, en la que se habla del impacto de la crisis climática y ecológica, de la ineficacia del modelo neoliberal del capitalismo dominante, de la necesidad de resituar las prioridades de la vida humana y social y establecer una mejor relación con el entorno y el planeta; cambios todos ellos que tienen una dimensión social, económica, científica y tecnológica, pero también, y sobre todo, humana y personal. Los más optimistas piensan que saldremos más fortalecidos y humanizados; los más pesimistas, auguran un futuro donde las tensiones de todo tipo, los problemas climáticos y ecológicos, la polarización social, el empobrecimiento de grandes capas de la población y la deriva hacia sociedades cada vez más autoritarias, sería poco menos que inevitable.




Sí se ha planteado, como mínimo, cuáles deberían ser las prioridades para evolucionar hacia una sociedad más justa y sostenible. El requisito de unos servicios públicos de calidad a la altura de las necesidades, especialmente en el campo de la salud y la atención a la gente mayor, pero también en el de la educación, entre otros. Y también cambios profundos en el sistema económico y en las actividades depredadoras del planeta, así como en la distribución de la riqueza. Sobre estos temas tan vitales volveré más adelante.

En su obra Algo va mal, Tony Judt se preguntaba: "¿Por qué se nos hace tan difícil ni siquiera imaginar otro tipo de sociedad? ¿Por qué se nos hace inalcanzable la concepción de una serie diferente de disposiciones que irían en beneficio de todos?"Actualmente, pensar como construir otro tipo de sociedad y adoptar disposiciones en beneficio de todos –y de todos significa también de nuestro hábitat, el planeta–, es urgente e indispensable, si queremos evitar el desastre social y ecológico, y el acrecentamiento del sufrimiento.

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