dilluns, 27 de juliol del 2020

El genocidio más sofisticado del mundo está perpetrándose en Sinkiang


Puede que dos alarmantes hechos recientes consigan finalmente despertar al mundo a la escala y horror de las atrocidades que se cometen contra los uigures, una minoría étnica musulmana, en Sinkiang, China. Uno es un acreditado informe que documenta la esterilización sistemática de las mujeres uigures. El segundo se refiere a la incautación por parte de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos de 13 toneladas de productos fabricados con cabello humano que se le ha cortado a la fuerza a los uigures encarcelados en campos de concentración. Ambos eventos evocan paralelos escalofriantes con atrocidades cometidas en el pasado en otros lugares, la esterilización forzada de minorías, discapacitados e indígenas, y la imagen de las montañas de cabello conservadas en Auschwitz tras una pantalla de cristal.


Un hombre pasa frente a una pantalla que muestra imágenes del presidente chino Xi Jinping en Kashgar, en la región noroeste de Sinkiang, China, el 4 de junio de 2019.



La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, de la cual China es signataria, define el genocidio como actos específicos contra miembros de un grupo con la intención de destruir ese grupo en su totalidad o en parte. Estos actos incluyen (a) matar; (b) causar daños corporales o mentales graves; (c) Someter intencionadamente a un grupo a condiciones de existencia que puedan acarrear su destrucción física total o parcial; (d) imponer medidas destinadas a impedir los nacimientos dentro del grupo; y (e) transferir a la fuerza a los niños del grupo a otro grupo. Cualquiera de estas categorías constituye genocidio. La abrumadora evidencia de la campaña deliberada y sistemática del Gobierno chino para destruir a los uigures cumple claramente cada una de estas categorías.


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