divendres, 9 de setembre del 2016

Esclavizados a la máquina

“Hace tiempo que la tecnología no está al servicio del hombre: somos nosotros los que le reñimos una servidumbre que crece con cada nueva aplicación que damos al smartpone”, reflexiona Pura María García.




Según la leyenda, Cristóbal Colón consiguió ganar la confianza de los indígenas que habitaban las  tierras en las que desembarcó utilizando parte del cargamento de sus navíos: pequeños espejos de colores. Deslumbrándoles con un objeto mágico que les mostraba cómo eran consiguió, además de su asombro, su oro. Tras el oro vinieron los recursos naturales de aquellas tierras, luego su cultura ancestral y más tarde sus vidas y su libertad.

“Los lugareños habían quedado tan deslumbrados con los pequeños espejos, que cuando quisieron darse cuenta les habían arrebatado su vida”. Con la referencia a esta leyenda inicia Sergio Legaz su libro SAL DE LA MÁQUINA, una invitación acertadísima a reflexionar sobre el deslumbramiento con el que los teléfonos inteligentes están logrando atrofiar nuestros sentidos, nuestras vidas, nuestro entorno y nuestra libertad.

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