dilluns, 12 de setembre del 2016

Más de cien menores malviviendo en las calles de Melilla

Un informe de Harraga muestra la desprotección y la criminalización de los menores no acompañados en Melilla.



El 25 de mayo de 2015, Oussama murió al caer por uno de los acantilados que da acceso al puerto. Acababa de cumplir la mayoría de edad y, a pesar de haber estado tutelado por la Ciudad Autónoma de Melilla, no tenía permiso de residencia. Seis meses más tarde, Monssif, del que no se había concretado su edad, murió también, esta vez de hipotermia al intentar cruzar a nado el medio kilómetro de distancia para alcanzar el barco en el que pretendía llegar a la península.

La última muerte de un menor no acompañado en Melilla fue la de Hamza, de 15 años, en marzo de este año, también de hipotermia al intentar llegar al barco. Hasta entonces Hamza estaba en régimen de acogida en el centro de menores Fuerte Purísima. Un niño más murió también, pero al intentar llegar a nado desde Nador hasta Melilla. “En ninguna de las muertes, la Ciudad Autónoma de Melilla tomó responsabilidades y se encargó de la repatriación de los cuerpos a sus ciudades de origen”, señalan desde la asociación Harraga.



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