dilluns, 10 d’octubre del 2016

Los derechos humanos ya no son universales


El gobierno británico de Theresa May va a obligar a las empresas a declarar el número de extranjeros a los que dan empleo. La idea se plantea como una medida de presión, y lo que se trata de evitar es que un inmigrante ocupe un puesto de trabajo que podría desarrollar un ciudadano británico. También se tiene intención de restringir la matriculación de estudiantes extranjeros en las universidades. Solo los «más brillantes y mejores» accederán al privilegio de estudiar en las aulas británicas a partir de la desconexión con la Unión Europea, prevista para marzo de 2017.

Han pasado muy pocos años desde que se derribó el muro de Berlín y cayó el denominado “telón de acero”, y no paramos de levantar nuevos muros, solo que ahora no son considerados ominosos, y se tiene buen cuidado de utilizar nombres distintos para designarlos. 

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