dissabte, 8 d’octubre del 2016

Los niños, niñas y adolescentes trabajadores y el trabajo digno en Paraguay



En Paraguay, donde en 2012 se dio el penúltimo golpe de Estado de América Latina mediante el sistema de “golpe blando” inaugurado tres años antes en Honduras y reinstalado hoy en Brasil, viven casi siete millones de personas. El gobierno de Horacio Cartes, electo por el miedo, la cooptación y la ignorancia, ha profundizado la pobreza y la migración campo-ciudad mediante sus políticas aliadas con empresas transnacionales que se enriquecen a costa de la usura y el agrotóxico. 



Son muchas las voces que están en lucha por la dignidad en este lugar del mundo, a pesar de que son identificadas, perseguidas, encarceladas y, cientos de veces, muertas. En un país donde los cinturones de pobreza, el hacinamiento en las cárceles, la vigilancia y la injusticia en los tribunales crece cada día más, encontramos centenares de niños, niñas y adolescentes trabajando. Y no es por gusto, sino por necesidad. De la recaudación de estas manos infantiles depende, en la mayoría de los casos, el sustento familiar. Por estas latitudes, al igual que por muchas otras en el planeta, la infancia no es solo juego, sino un compendio, en el mejor de los casos, de supervivencia, trabajo, educación y entretenimiento. 

Existen organizaciones que dan protección, formación y un espacio de encuentro e intercambio a los Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (NNATs). En el Paraguay encontramos a la CONNATs, Coordinación Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores.

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