Mitigar las consecuencias está en nuestras manos, pero el escenario no es muy esperanzador
Cada verano, al llegar los primeros baños, nos repetimos que el Mediterráneo ya es una bañera. Es un tópico, pero fotografía una realidad que, además, no afecta sólo al Mare Nostrum. Las aguas del planeta se están calentando y eso es un problema inmenso.
En el primer informe sobre la situación de los océanos, encargado por la Unión Europea, se denuncia un calentamiento de las aguas de la Tierra en consonancia con la subida general de las temperaturas del planeta. No se calientan sólo las aguas de superficie, sino que también las más profundas, un hecho nuevo y potencialmente muy desestabilizador para el equilibrio térmico.
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