dissabte, 16 de setembre del 2017

Megaciudades centrífugas e injustas en América Latina


 “He visto el fenómeno en Río de Janeiro, gente durmiendo en la playa. ¿Un problema de vivienda? No, es de transporte”, apuntó Cecilia Martinez, urbanista y exdirectora de la Oficina Regional de ONU Hábitat para América Latina y el Caribe.

Como en otras megaciudades latinoamericanas, muchas personas trabajan en el centro y viven en una periferia tan lejana que prefieren dormir en las calles inseguras para no soportar dos o tres horas de viaje hasta su casa, explicó.

“Son millones de una población flotante que vive en las afueras y pasa sus días en lugares centrales de la capital”, acotó la especialista mexicana a IPS.



El drama no tiene fin, ahora “crecen más las ciudades medias que rodean las megaciudades”, expandiendo aún más las áreas metropolitanas. Es el caso de Toluca, a 64 kilómetros de Ciudad de México por buena carretera, fuera de la Zona Metropolitana del Valle de México que tenía 20,1 millones de habitantes en 2010.

Así se compone una macrometrópoli, integrada por flujos intensos y variados, como el que permite el tren bala, más allá de la conurbación, según Marcos Campagnone, secretario adjunto de Urbanismo de la Prefectura (alcaldía) de São Paulo, “polo articulador” de un complejo urbano en un radio de hasta 200 kilómetros.

Eso amplía los desafíos que ya enfrentan las megaciudades, entendidas como áreas metropolitanas con más de 10 millones de habitantes. En América Latina son actualmente cuatro, teniendo como centros Ciudad de México, São Paulo, Río de Janeiro y Buenos Aires, a los que se sumarán en corto plazo Bogotá y Lima, según proyecciones de ONU Hábitat y otros organismos regionales.

La Región Metropolitana de São Paulo, con 39 municipios, tiene 21,4 millones de habitantes estimados este año por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.

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