El gobierno de Daniel Ortega, del partido FSLN, ha procedido a realizar una drástica reforma de las pensiones, aumentando la cuota obrero patronal y descontando 5% de las jubilaciones de los actuales jubilados. Todo esto sugerido por el Fondo Monetario Internacional en una típica medida de corte neoliberal.
Por menos que esto, en Panamá, el movimiento popular organizó el Franadesso original, en 2005, se realizaron masivas movilizaciones y una huelga general. Así que es plenamente legítima, como lo fue la nuestra, la movilización de los estudiantes y trabajadores nicaragüenses contra la reforma que ahora impone el gobierno de Ortega. Movilizaciones masivas que han sido duramente reprimidas con su secuela de muertos.
Aquí es donde se evidencia la verdadera cara del llamado “progresismo” latinoamericano. Gobiernos que alardean de revolucionarios y chacharean de “socialismo”, pero que en la práctica no pasan los límites del sistema capitalista. La crisis del progresismo en todo el continente es la crisis del reformismo burgués, incapaz de verdaderas medidas socialistas en un momento de crisis sistémica y caída de precios de las materias primas.
Aquí no vale que el sandinismo aduzca la existencia de “conspiraciones” de la derecha y el imperialismo, si ellos mismos metieron la cabeza en la guillotina para aplicar una medida económica de derecha ordenada por el imperialismo (FMI).
Frente al reformismo burgués inconsecuente y frente a los proyectos de la extrema derecha proimperialista, es la hora de construir verdaderas alternativas políticas revolucionarias y socialistas.
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