divendres, 6 de juliol del 2018

Imperialismo defensivo: de populismos y migraciones


La dinámica del capitalismo se ha basado en la expansión permanente. En términos espaciales y en términos de un creciente número de actividades  sujetas a la lógica de la rentabilidad privada.  Las sociedades capitalistas se desarrollaron dentro del proceso que el historiador Alfred Crosby llamó acertadamente de creación de “nuevas Europas”. Un proceso a través del cual Europa exportó personas, tecnologías, animales, vegetales y parásitos para tratar de reproducir en otras latitudes el mismo tipo de producción que existía en Europa. Crosby llamó acertadamente a este proceso “Imperialismo Ecológico” porque de lo que se trataba era de reproducir el hábitat productivo europeo. 




 Esta primera fase colonizadora incluye muchas de las características que podemos encontrar en las sucesivas fases del capitalismo:  papel crucial de la esfera pública que garantiza condiciones básicas del proceso (de la financiación de las primera exploraciones, a la construcción de infraestructuras y la garantía de los mecanismos coactivos básicos),  proyectos de enriquecimiento privado cobijados bajo esta intervención,  destrucción de las condiciones sociales y materiales que garantizaban la vida de los pueblos colonizados,  ignorancia de los impactos ambientales, recurso recurrente a la violencia tanto pública como privada. La historia posterior ha experimentado numerosas variaciones del proceso pero la tendencia a la expansión, a la reproducción de modelos productivos y sociales, no ha cesado.

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