dimarts, 10 de juliol del 2018

La lucha por la soberanía saharaui Huertos en el desierto


Calabacines, remolachas, zanahorias, nabos, cebollas, tomates, lechugas, son algunas de las cosas que no esperas encontrarte en la dura y extrema Hamada de Tinduf, Argelia, donde viven desde hace cuarenta y dos años casi 200 000 personas refugiadas saharauis. ¿Cómo se alimenta un pueblo sin soberanía?


Invernadero de un huerto de varias familias en la wilaya de El Aaiún.

En 2017 el gobierno de la República Árabe Democrática Saharaui (RASD) aprobó un decreto presidencial que obliga a las instituciones del Estado (ministerios, centros de formación, unidades de protocolo, etc.) a impulsar el cultivo de sus propios alimentos. Con la ayuda del Centro de Experimentación y Formación Agraria (CEFA) y de organizaciones internacionales (que aportan sobre todo las semillas), ya son 25 las instituciones que cultivan en sus instalaciones una parte de los alimentos cocinados en sus comedores. El cuidado de estos huertos está en manos de las personas que trabajan en cada organismo, así como de las usuarias o participantes más ocasionales. Junto a los 500 huertos familiares agroecológicos existentes en los campamentos desde 2009, los huertos institucionales pueden suponer un gran avance en términos de soberanía alimentaria para el pueblo saharaui, sobre todo en las wilayas (provincias) de El Aaiún y Dajla, que cuentan con agua del subsuelo. En Smara y Auserd el agua es más escasa y los huertos existentes (excepto el regional) utilizan agua almacenada.


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