divendres, 10 d’agost del 2018

Quien tiene fusiles tiene pan


Entre fusiles y pan anda el mundo, es como la primera ley de la economía, una ley no escrita con tinta en el papel, pero sí grabada con sangre y fuego en las carnes de tantos, de muchos.

La frase parece ser que es de Dürrenmatt pero, en cualquier caso, no parece que haya problema en suscribirla, sobre todo si nos atenemos a las prácticas neoliberales e imperialistas que con sus guerras preventivas, intervenciones humanitarias y demás lenguajes camuflados, terminan en masacres.





Bien lo han entendido así los promotores del imperio que, además, van de líderes del orden, de los derechos humanos, de la democracia y de todas las beneficencias conocidas.

Fusiles y dólares, éstas son las reglas de juego inseparables, intransferibles y patentadas. Con dólares se compran fusiles y con éstos se imponen los dólares o viceversa, da igual, el resultado el mismo.

Con fusiles la agresión es permanente, sin medida, sin límite, en donde todo vale y valen todo tipo de armas, cortas y largas, de tierra mar o aire, químicas y bacteriológicas, convencionales o nucleares, todo lo que haga falta con tal de que no se mueva ni  dios y todo el mundo pliegue y acate la suprema voluntad de entregar bienes y haciendas y toda clase de recursos.


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