Siempre es el petróleo. Mientras el presidente Trump estaba codeándose con el príncipe heredero de la corona de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, en la cumbre del G-20 en Japón y se restaba importancia a un reciente informe de la ONU sobre el papel del príncipe en el asesinato del columnista del Washington Post Jamal Khashoggi, el secretario de Estado Mike Pompeo se desplazaba a Asia y Oriente Medio para suplicar a los líderes extranjeros que apoyaran el plan “Sentinel”.
El objetivo de este plan de la administración: proteger el tráfico marítimo por el estrecho de Ormuz y el golfo Pérsico. Tanto Trump como Pompeo insistieron en que sus esfuerzos estaban motivados por la preocupación ante las maldades de Irán en la región y la necesidad de garantizar la seguridad del comercio marítimo. Sin embargo, ninguno de ellos mencionó una palabra inconveniente de ocho letras: P-E-T-R-Ó-L-E-O, que estaba detrás de sus maniobras respecto a Irán (y que ha impulsado todas las demás incursiones estadounidenses en Oriente Medio desde la II Guerra Mundial).
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