dijous, 15 d’agost del 2019

Bolivia y el mundo


Bolivia ha conseguido algo poco común en materia de política exterior en este complejo y polarizado globo: vincularse indistintamente sin perder dignidad ni soberanía
Ni los unos ni los otros logran entender la política exterior de Bolivia. Todos están sorprendidos por tanta eficacia, pero no acaban de descifrar cómo se hace lo de compatibilizar tantas relaciones aparentemente contradictorias entre sí. La razón de tanto desconcierto es bien sencilla: se siguen analizando las relaciones exteriores desde un paradigma obsoleto, basado en la idea de que “el enemigo de tu amigo ha de ser tu enemigo”. Y eso ya es agua pasada.


La transición geopolítica sigue su curso. El mundo jamás se detiene y mucho menos en lo que concierne a las relaciones entre países. El contexto geoeconómico global marca y condiciona el devenir de la forma en la que se relacionan los países. En época de “vacas flacas” el proteccionismo resurge con más fuerza. Véase, por ejemplo, lo que hace el mismo Trump. La contracción del comercio mundial en la última década es un hecho irrefutable que empuja hacia un mayor “darwinismo” como premisa básica para la inserción económica de los países en el mundo. Cada quien se lo busca como puede.

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