De un tiempo a esta parte, el mapa político del mundo se ha convertido en una realidad estable. Los países son lo que son. Es difícil reordenarlos. De ahí que noticias como la que sigan resulten tan llamativas: al parecer, Donald J. Trump lleva cierto tiempo tanteando en círculos políticos y empresariales la posibilidad de comprar Groenlandia. La historia ha sido desvelada por The Wall Street Journal, y tiene visos de verosimilitud. Es la clase de idea grandilocuente que uno esperaría de Trump, y también de la lógica estratégica de EEUU desde su nacimiento.
Trump visitará Dinamarca en septiembre, lo que ha avivado los rumores. El primer ministro del país nórdico, Lars Løkke Rasmussen, ha recibido la noticia en los términos que cabría esperar: "Debe ser una broma del Día de los Santos Inocentes (April's Fools Day)... Pero totalmente fuera de temporada". La reacción entre la clase política danesa ha sido unánime. Las declaraciones de progresistas y conservadores oscilan entre el "se ha vuelto loco" y el "no creo que sea muy buena idea", pasando por "espero que sea una broma, porque de otro modo es una idea terrible".
Trump visitará Dinamarca en septiembre, lo que ha avivado los rumores. El primer ministro del país nórdico, Lars Løkke Rasmussen, ha recibido la noticia en los términos que cabría esperar: "Debe ser una broma del Día de los Santos Inocentes (April's Fools Day)... Pero totalmente fuera de temporada". La reacción entre la clase política danesa ha sido unánime. Las declaraciones de progresistas y conservadores oscilan entre el "se ha vuelto loco" y el "no creo que sea muy buena idea", pasando por "espero que sea una broma, porque de otro modo es una idea terrible".
Hay una batalla por controlar los recursos del Ártico. Poseer Groenlandia, bien lo sabe Dinamarca, es una bicoca si el hielo continúa retrocediendo a este ritmo. Estados Unidos siempre ha tenido un ojo puesto en la isla. Su base aérea en Thule se construyó en 1943.
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