Mientras los 134 migrantes que quedan a bordo del barco español Open Arms viven lo que esperemos sean sus últimas angustiosas horas frente a la costa de Lampedusa, en espera de que el ultraderechista y xenófobo ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, autorice su desembarco una vez que otros seis países europeos se han comprometido a acogerles; un artículo publicado del canal France 2 recuerda que el derecho internacional –la normativa que Salvini desprecia diciendo que él «no está en su cargo para hacer buenas obras, sino para defender a los italianos» (del peligro «extranjero»)- «es favorable al salvamento y acogida de náufragos en general, y de personas que huyen de guerras, persecuciones de toda índole y hambrunas, en particular».
Mientras los 134 migrantes que quedan a bordo del barco español Open Arms viven lo que esperemos sean sus últimas angustiosas horas frente a la costa de Lampedusa, en espera de que el ultraderechista y xenófobo ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, autorice su desembarco una vez que otros seis países europeos se han comprometido a acogerles; un artículo publicado del canal France 2 recuerda que el derecho internacional –la normativa que Salvini desprecia diciendo que él «no está en su cargo para hacer buenas obras, sino para defender a los italianos» (del peligro «extranjero»)- «es favorable al salvamento y acogida de náufragos en general, y de personas que huyen de guerras, persecuciones de toda índole y hambrunas, en particular».

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