dilluns, 19 d’agost del 2019

Hong Kong no puede ser un nuevo Tiananmen


Cuando se cumplen diez semanas de protestas en Hong Kong, el aeropuerto el pasado dos jornadas inactivo y los tanques del ejército chino se encuentran aparcados en Shenzhen, ciudad vecina donde el martes, 13 de agosto de 2019, se llevó a cabo un «ejercicio antimotín», en el que participaron 12 000 hombres, según un vídeo distribuido por la policía local que parece destinado a impresionar a los militantes prodemocracia, surge una pregunta por las intenciones del gobierno de la República Popular y hay quien evoca la posibilidad de otro Tiananmen en el territorio independiente.



(Recordemos: fue hace treinta años. En la noche del 3 al 4 de junio de 1989, los tanques del ejército chino invadieron la Plaza de Tiananmen, que llevaba varias semanas ocupada por estudiantes y obreros. La represión causó miles de muertos, según diferentes fuentes, aunque en realidad nunca se ha conocido el número exacto, y dejó una de las imágenes más impactantes del siglo XX, la del «Tank Man», el desconocido que se colocó frente a los tanques impidiendo que la columna avanzara).



Los analistas internacionales empiezan a decir que «Pekín no va a tolerar que la insurrección de Hong Kong se prolongue durante meses», y hasta parece natural, dados los antecedentes, que recurra al ejército para frenarla.

El diario Huffington Post recordaba estos días que el gobierno de Pekín es sospechoso de haber intentado en los últimos días de julio, sin éxito, infiltrar en el movimiento de protesta a las mafias, las tristemente célebre triadas.

Por su parte, el artista y disidente chino Ai WeiWei, avisaba el 13 de agosto de 2019, desde Berlín, donde reside, que «Pekín podría endurecer el tono» después de que algún responsable gubernamental ya ha apuntado que en la protesta se ven «signos de terrorismo», para dar más argumentos a una posible represión de envergadura.


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