dijous, 14 de novembre del 2019

Huelga General en Chile y el inicio del fin de Piñera


La mesa de Unidad Social, la plataforma compuesta por decenas de organizaciones sociales, sindicales y territoriales, tomó un riesgo la semana pasada al convocar a una huelga general para el martes 12 de noviembre. En  Chile no han habido paros de actividades capaces de inquietar al sistema político por lo menos desde hace 43 años. Pero el riesgo ya estaba asumido y la convocatoria publicada.

 Este martes, si bien la huelga ha sido un poco discontinua,  las movilizaciones de trabajadoras y trabajadores han perturbado todas las actividades en el país. Un trastorno en el comercio, la circulación vehicular, los servicios financieros, los puertos, la producción, la construcción, el transporte que tenía su expresión más directa en concentraciones y marchas en todas las ciudades del país.



El movimiento, la rebelión, el trance social, o como se le pueda llamar a esta revuelta con aires de revolución que saltó por los aires el 18 de octubre, mantiene su fuerza intacta y explosiva como en las primeros días.

 El pueblo está en las calles con un solo objetivo: derribar aquello que se ha llamado “el modelo”, o el régimen neoliberal en lo económico sostenido por el andamiaje de una democracia liberal corrupta. Todo abajo, junto con el gobierno de Sebastián Piñera,  y la construcción de un nuevo orden a partir de una asamblea constituyente. El pueblo como poder constituyente, ni más no menos.

Ante esta fuerza, como un devastador terremoto para cualquier régimen político, el gobierno y la clase política ha hecho concesiones cada vez mayores pero todas absolutamente insuficientes. El pueblo autoconvocado, porque a casi un mes del inicio de las revueltas no hay ningún líder claro e identificable, se mantiene en las calles en espera o de una respuesta contundente a la asamblea constituyente o de la renuncia de Sebastián Piñera.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada