dimecres, 20 de maig del 2020

¿Es una sorpresa la pandemia?


La OTAN ya se suponía estar prevenida de la pandemia actual hace una década, y exactamente apuntada para el 2020. El documento de análisis y recomendaciones del grupo de expertos difundido el 17 de mayo de 2010 para la formación del concepto estratégico 2020, ya venía advirtiendo de los desafíos a los que se enfrentaría la siguiente década, el sexto de ellos literalmente decía: «Cambios demográficos que pueden ser agravados por problemas de pobreza global, hambre, inmigración ilegal, y enfermedades pandémicas» (OTAN, p. 13).

¿Qué más advertencia cabría esperar para no estar prevenido? De no estarlo, o ignorar la advertencia ya es una negligencia. Coincide además con lo que expertos del Banco Mundial advierten hoy de un significativo aumento de la pobreza mundial a causa del COVID-19, que el 8% de la población mundial, unos quinientos millones de personas pudieran retroceder a los niveles de la pobreza del 1998. Es decir, que ya nos vamos olvidando de los ODSs 2030 para un par de siglos.





Por su parte, la estrategia nacional de seguridad estadounidense del 2017 venía marcando como prioridad trabajar junto con otras naciones para «detectar, mitigar, y prevenir tempranamente brotes pandémicos» (US-NSS, p. 9 ). Sin embargo, y a pesar de tenerlo estipulado como tal en el plan estratégico, la imprevisible administración norteamericana, por medio de una medida de 140 caracteres, ordenó el cierre del programa de alerta temprana de enfermedades pandémicas de la USAID, justo en septiembre 2019.

Redujo, además, de 47 a 14 el personal de la oficina federal de prevención de enfermedades, CDC en sus siglas en Inglés, emplazados en China, dejándola en mera representación simbólica y protocolaria.

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