diumenge, 26 de juliol del 2020

Decrecimiento Covid-19, una invitación a la lentitud


La crisis del coronavirus pone de actualidad planteamientos como los de la “vida sencilla”, el “buen vivir” o la ”slow life”, que hace décadas que proponen modelos de éxito y calidad de vida alternativos al consumismo.

La covid-19 lleva meses poniendo nuestras vidas patas arriba. Cuando las crisis explotan, normalmente lo hacen destapando nuestras debilidades y ofreciendo también oportunidades para aumentar nuestra resiliencia. O sea, permitiéndonos desarrollar nuevas maneras de prevenir y afrontar las dificultades propias de nuestra existencia, personal y colectiva.




Hoy quiero darle vueltas a un asunto que el nuevo coronavirus también destapa, y que nos toca de manera más íntima. Me refiero a la velocidad de nuestro día a día y a nuestra relación con la soledad y la lentitud.

Muchas personas nos hemos visto privadas en los últimos meses de buena parte de nuestras actividades, desplazamientos y relaciones personales habituales. Lo que nos ha dado la oportunidad de encontrarnos, como pocas veces antes, con nosotras mismas. Lo que no es demasiado habitual en una época caracterizada por la velocidad y el exceso de estímulos.

Por eso este parón forzoso es una oportunidad para acercarnos a la “vida lenta”, la simplicidad… Propuestas que, a pesar de ser ingredientes esenciales en la receta del consumo consciente y la sostenibilidad, a menudo no tenemos tan presentes en nuestro día a día.


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