dilluns, 20 de juliol del 2020

La pandemia de la desinformación y la manipulación


El problema no es que todos puedan opinar. Ese es un derecho inalienable. Lo que no es un derecho es la impunidad para mentir, a descargar un torrente interminable de fake news, mentiras, falsedades. Y menos que en nombre de la libertad de prensa ejerzan un escandaloso libertinaje para desinformar irresponsablemente, montados en campañas de terrorismo mediático. No, no existe tal “libertad” para contagiar la muerte.

Los “periodistas” de los medios hegemónicos vociferan contra quienes no comulgan con sus intereses (y, sobre todo los de sus patrones); insisten en silenciar a veces y otras en difamar a sus contradictores, ocultar toda información que pueda exponer a la luz pública los negociados (e inclusive los delitos) de sus patrones. Y repiten las mismas dosis de veneno los mismo, ampliado.




Curas milagrosas, teorías conspirativas, catástrofes inminentes, varalizadas por las redes sociales y difundidas como ciertas por los medios, las fake-nes (es decir, las mentiras) circulan y se reproducen al mismo paso que el covid-19. Se explota la incertidumbre, los miedos, pero también se expone la manipulación de intereses políticos. Ha resurgido un floreciente mercado de la información falsa.

Los diversos temas relativos a la pandemia son tratados en la mayoría de los medios como una cuestión binaria, por el sí o por el no. Los medios hegemónicos –y, lamentablemente también algunos alternativos- se dedican a banalizar todo.

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