dijous, 3 de maig del 2018

África en un espejo chino


Según la ONU, de los cuarenta y ocho países más pobres del mundo, treinta y seis son africanos. Nigeria, República Democrática del Congo, Mali, Burundi, República Centroafricana, Somalia, Sudán del Sur y Libia son los países con guerras y conflictos abiertos, y, además, se viven situaciones muy críticas en Sudán, Eritrea y Mozambique. África: un continente de mil doscientos millones de habitantes, la mayoría menores de treinta años (en cuarenta países, el cuarenta por ciento de la población tiene menos de veinte años), con casi la mitad en situación de pobreza, con varias guerras en curso y una sangría de jóvenes que, jugándose la vida, atraviesan el Sahel y el desierto intentando alcanzar Europa. 
Y, sin embargo, África se mueve: el 21 de marzo de 2018, 44 de los 55 países que integran la Unión Africana se reunieron en Kigali, Ruanda, para firmar el Tratado de Libre Comercio Africano (AfCFTA, en inglés). Nigeria, la mayor economía africana, quiere examinar cuidadosamente las consecuencias del acuerdo antes de adherirse, así como Sudáfrica y Uganda. Ese Tratado es una de las iniciativas de la Agenda 2063 de la Unión Africana.




China se ha convertido en el principal socio comercial de África, superando a Estados Unidos, hasta el punto de que algunos estudios consideran que el intercambio comercial de China con África ya duplica al estadounidense-africano. La preocupación norteamericana llevó al Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes a aprobar, en marzo de 2018, una investigación sobre los planes de China para “reforzar su poder militar y económico en África”. En 2018, el gobierno de Xi Jinping tiene previsto realizar en Pekín el Foro de cooperación China-África, el mayor encuentro sobre colaboración económica, que reunirá a todos los países del continente. El anterior Foro se celebró en Johannesburgo, Sudáfrica, en 2015, y supuso un nuevo impulso a la colaboración entre China y África. 


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